Velocidad de Internet: aún vamos en la cola

Esta semana, un programa dominical nos recordó un problema que nos aqueja a todos los que vivimos en zonas urbanas con conectividad: la lentitud del Internet. Con la cuarentena estricta se agravó la situación, porque hubo muchos usuarios en casa intentando hacerlo todo por la red, sin lograrlo.

Dejemos por un momento aparte el problema más grave del país – la falta de señal en zonas rurales – y miremos qué pasa en la ciudad. El tráfico en zonas residenciales, al quedarse la gente en casa, se saturó. El equivalente a muchos carros en una calle, pero convertido en celulares usando la señal.

El país ya arrastraba problemas de lentitud en Internet antes de la cuarentena, lo cual se debe entre otras razones a la falta de suficiente infraestructura, pero con el aislamiento social y el alza de demanda se acrecentó.

En el caso de la telefonía móvil se necesitan más antenas. Mientras más antenas hay y más espectro tienen los operadores, mejor le va a la velocidad. El espectro asignado es como el ancho de la carretera por la que circularán los vehículos, es decir los celulares.

El tema del espectro ha sido solucionado en alguna medida con el decreto que permitió tener por seis meses – y renovable a un año – un poquito más de espectro en zonas congestionadas. Esto en el marco de la pandemia. Pero el tema de las antenas ya corre por cuenta de dos actores: los municipios que den permiso para montar antenas y los operadores que invierten en colocarlas.

Existe un déficit en antenas. Más de 15 mil. Son 18 mil según unos cálculos, 30 mil según otros. Es decir necesitamos el doble de las que tenemos. Pero la gente quema estaciones bases por miedo a contagiarse Covid-19 y los municipios ponen trabas para montarlas. Y los operadores, que no están ganando mucho dado el alza de morosidad, tampoco es que están corriendo como lo hicieron cuando recién se lanzó 4G.

El problema no se acaba ahí. Tal como cuentan en el reportaje, y ya hemos expuesto en variedad de ocasiones, a nivel de usuario la calidad del servicio no es la esperada y la velocidad contratada no cumple con lo contratado. ES decir, en horas pico, hay usuarios de zonas saturadas que reciben menos del 40% obligatorio.

La ley establece que el operador debe brindarte al menos el 40% de lo que comercializa. Si el contrato es por 60 Mbps, debes recibir al menos 24 Mbps. Antes de dicha ley solo te obligaban a recibir el 10%. En el 2019, antes de la pandemia, se estuvo debatiendo subir la exigencia a más del 60%, pero esto no se llegó a concretar.

A nivel país, estamos bajos. Hemos mejorado bastante si nos comparamos con los registros de la última década, tanto en Internet fijo como móvil. Sin embargo, pese a los avances, seguimos a la cola.

Según este reporte, tenemos casi la cuarta parte de velocidad fija que se ofrece en Chile, por citar un país sudamericano. Ellos están en el puesto 27 a nivel global con 108,17 Mbps en Internet fijo, mientras que nosotros estamos en el puesto 95 con 27,87 Mbps. El mejor del mundo es Singapur con 208,16 Mbps y la media mundial es 78,26 Mbps.

La velocidad fija (verde-celeste) cae desde inicio de la pandemia.

¿Cómo podemos solucionar esta deficiencia? A nivel Estado y empresas hay conversaciones pendientes sobre cuándo y cómo actualizar la regulación para atender esta necesidad urbana.

Dada la crisis económica que vive el país, producto de la pandemia, es irreal pretender que los operadores tengan capital para invertir este año más de lo reportado el 2019. Mientras tanto, a los usuarios nos resta quejarnos si no nos cumplen con el 40% y organizarnos para optimizar eso que recibimos.

Deja un comentario